Buscar este blog

domingo, 1 de enero de 2012

La Mortificacion Del Pecado



La Practica De La Mortificación
Por Sinclair Ferguson
Ministro principal de la primera iglesia presbiteriana en Columbia, Carolina del Sur.

Las secuelas de una conversación podrían cambiar la forma en que pensamos  acerca del significado de las cosas.
Mi amigo-un ministro joven- se sentó conmigo al final de una conferencia en su iglesia diciendo: “antes que nos retiremos esta noche, muéstrame  los pasos  en los que pueda ayudar a alguien a mortificar el pecado”  Nos sentamos a conversar acerca del tema por algún rato y luego nos fuimos a dormir,  me quede con la esperanza de que el se estaba sintiendo tan bendecido de la conversación que tuvimos, como yo lo estaba.  Todavía me pregunte  si el me había preguntado  en su lugar de pastor o simplemente hablaba de si mismo – o en ambas sentidos.
Cual seria tu mejor respuesta a esta pregunta? La primera cosa que hay que hacer es: Mirar las Escrituras. Si, mira a John Owen (jamás será una mala idea), o también hacia otro consejero sea que este vivo o que este muerto. Pero recuerda que no hemos sido puestos como los únicos seres humanos con recursos en relación a los a esta área. Necesitamos ser enseñados de ´la boca de Dios´ y de esta forma los  principios que aprendamos puedan llevar tanto la autoridad de Dios como sus  promesas para poder realizar esta  obra.
Muchos pasajes me vienen a la mente para estudiar: Romanos 8.13; Romanos 13. 8-14 (Texto de San Agustín); 2 Corintios 6.14;7,1; Efesios 4.17-5.21; Colosenses 3: 1-17; 1Pedro 4.1-11; 1 Juan 2.28- 3.11. Significativamente, solamente dos de estos pasajes contienen el verbo ´mortificar´ (“someter a muerte”). Igualmente significativo, el contexto de estos pasajes es más amplio que la mera exhortación de someter el pecado a muerte.  Como veremos, esta observación es de importante consideración.
De estos pasajes, Colosenses 3. 1-1 es quizá el mejor lugar para que comencemos.
Aquí ellos eran relativamente cristianos jóvenes. Ellos habían tenido una maravillosa experiencia de conversión a Cristo saliendo del paganismo.  Ellos habían entrado hacia un glorioso nuevo mundo liberador en la gracia. Quizá – si pudiéramos leer entre líneas- ellos sintieron por un momento como si hubieran sido liberados por completo-  no solamente de la culpabilidad del pecado pero casi que de su influencia – así de maravillosa era su nueva libertad. Pero para ellos, por supuesto, el pecado asoma su fea cabeza otra vez. Habiendo experimentado el ´todo listo´ de la gracia estaban ahora descubriendo el doloroso ´todavía no ‘del proceso de santificación. Nos suena familiar!


Pero como en nuestra sub-cultura evangélica somos de arreglar problemas grandes con soluciones rápidas. A menos que los Colosenses tuvieran un entendimiento firme de los principios del Evangelio, ahora se encontraban en riesgo! Por lo menos en este punto los cristianos jóvenes pueden ser relativamente una presa fácil de falsos maestros quienes prometen una vida espiritual mas elevada de forma fácil. Eso era lo que temía  Pablo (Col. 1.8-16) Santidad- producida de métodos que se ven a la moda (col 2.21-22) – Y así ellos pareciendo ser profundamente espirituales, una cuestión de creyentes mas maduros. Pero, de hecho, ´No tienen poder en cuanto a los deseos de la carne´ (Col 2. 23). Sin nuevos métodos, mas bien con un buen entendimiento de cómo funciona el evangelio podría proveerse un fundamento adecuado sobre como lidiar con el pecado. Este es el tema de Colosenses 3.1-17.
Pablo nos da los patrones y ritmos que necesitamos. Como los saltadores de larga distancia en los juegos Olímpicos, no vamos a tener éxito excepto si  no volvemos desde el punto de acción hacia un punto desde el que podamos ganar energía para el agotador duelo con el pecado. Como, entonces, nos enseña Pablo a lograr esto?
Primero que todo, Pablo subraya la importancia de que estemos familiarizados con nuestra nueva identidad en Cristo (3. 1-4). Cuan a menudo fallamos en nuestro andar espiritual  lamentando luego porque olvidamos quienes realmente somos en Cristo. Tenemos una nueva identidad. No estamos ya mas en “Adam ´si no en ´Cristo´; no mas en la carne, si no en el Espíritu, no mas dominados por la antigua creación si no mas bien viviendo en la nueva (Romanos 5.12-21; 8.9; “2cor 5.17. Pablo se toma el tiempo de exponer  sobre este tema. Hemos muerto con Cristo (Col 3.3;  Hemos sido enterrados con Cristo, 2.12) Hemos sido levantados con El (3.1) y nuestra vida esta escondida con El (3.3) . Ciertamente, estamos tan unidos a Cristo que Cristo no aparecerá en gloria sin nosotros (3.4).
El fallar al lidiar con la presencia de pecado puede a menudo hacernos retroceder hacia una amnesia espiritual, un olvido total acerca de nuestra nueva, verdadera, y real identidad. Como creyente soy alguien que ha sido librado del dominio del pecado y quien por lo tanto libre y motivado para pelear contra los restos de las fuerzas del pecado que quedan en mi corazón.
Principio numero uno: Saber, descansar en ello, pensar en ello, y actuar sobre tu nueva identidad – lo que eres en Cristo.
Segundo, Pablo se dirige a exponer la obra del pecado en cada área de nuestra vida (col 3. 5-11). Si vamos a lidiar con el pecado bíblicamente, no podemos cometer el error de creer que podemos limitar nuestro ataque a tan solo un área que falla en nuestras vidas. Hay que lidiar con todo pecado. Así Pablo pone de manifiesto al pecado en nuestra vida privada. (v.5) , en la vida publica (v.8), en la iglesia (vv. 9-11; “ uno al otro”, aquí, hablando del compañerismo de la iglesia) El reto en la mortificación es parecido al reto de tener una dieta (en si mismo una forma de mortificación): una vez que descubrimos que hay todo tipo de razones para saber que estamos con sobrepeso. Estamos realmente lidiando con nosotros mismos, no meramente con el control de calorías. El problema soy yo. No las papas fritas! Mortificar el pecado es el cambio de toda una vida.

Tercero,  la exposición de Pablo nos provee una guía práctica en la mortificación del pecado. A veces pareciera que Pablo solo da exhortaciones (haced morir ¡”3.5) sin darnos una respuesta practica a las preguntas de “ como hacerlo”?  A menudo hoy, los cristianos se dirigen a Pablo a decirle que hacer y entonces van a la librería para ver que se hace!  Porque esta contradicción?  Probablemente porque ya no permanecemos realmente en lo que Pablo esta diciendo.  Nosotros no meditamos con profundidad en la Escrituras. Además también,  cuando pablo enfoca con exhortaciones un problema por lo general nos da indicios de cómo llevarlo a la practica.
Esto es ciertamente una verdad aquí. Notemos como este pasaje nos ayuda a responder nuestras preguntas sobre el “como”?
1.       Aprende a admitir el pecado como lo que realmente es. Llámale a una cuchara como una cuchara – llámale “inmoralidad sexual”  en lugar de decir “estoy siendo tentado un poco”; llámale “impureza” en lugar de  “estoy luchando con mis pensamientos”; llámale “ malos deseos, que es idolatría”, en lugar de  “ creo que debo organizar mis prioridades un poco mejor”. Estos patrones nos traer por toda esta sección. Poderosamente desenmascara el autoengaño – ayudándonos a desenmascarar cualquier pecado que nos acecha en los rincones de nuestro corazón.
2.       Mira el pecado por lo que de verdad es en la presencia de Dios. “sobre los cuales la ira de Dios viene” (3.6).  Los maestros de la vida espiritual  hablaron de arrastrar nuestra lujuria (dándole puntapiés y gimiendo, a pesar de lo que sean) hacia la cruz de Cristo. Mi pecado me guía hacia- un placer temporal- pero también hacia un disgusto santo.  Observa que la verdadera naturaleza del pecado en la luz de sus castigos. También pensamos fácilmente que el pecado es menos serio en cristianos de lo que es en inconfesos: “ es perdonado, no es así?” No si continuamos en el (1 Juan 3.9)! echa un vistazo celestial del pecado y siente la vergüenza de aquello en lo que caminaste algún día (col 3.7) también (Romanos 6.21).
3.       Reconoce la inconsistencia de tu pecado.  Te haz quitado el “viejo hombre”  y te haz vestido del nuevo (3. 9-10). Ya no eres mas un “hombre viejo”. La identidad que tenias en “Adam” se ha ido. El viejo hombre fue crucificado con El (Cristo) con el fin de que el cuerpo de pecado (probablemente “ la vida del cuerpo dominada por el pecado) pueda ser reducida a nada, así que ya no podemos ser mas esclavos del pecado” (rom. 6.6) . los nuevos hombres tienen nuevas vidas.  Cualquier cosa diferente es una contradicción a lo que “yo soy en Cristo”.
4.       Haced morir el pecado (col 3.5). es tan simple como eso. Rehúsate a el, no lo alimentes, y recházalo. No puedes mortificar el pecado sin  pena de muerte. No hay otro camino.
Pero date cuenta que Pablo pone es te tema en un muy importante contexto. La tarea negativa de hacer morir el pecado no es puesta  de forma aislada del lado positivo del Evangelio, “hacer” morir en el Señor Jesucristo. Rom. 13. 14.  Pablo lo describe en Colosenses 3. 12-17. Barrer la casa hasta dejarla limpia simplemente nos deja con puertas abiertas  hacia una posible futura invasión pecaminosa. Pero cuando comprendemos “el glorioso intercambio” como principio del evangelio de la gracia, entonces haremos un tremendo avance en cuanto a la santidad. Los deseos pecaminosos  junto a sus hábitos no son simplemente echados fuera, si no mas bien reemplazados por las gracias de la semejanza de Cristo ( 3.12) y acciones (3.13); como estamos ahora vestidos del carácter de Cristo y su gracia sostenidos en  su amor (v. 14) no solamente en nuestra vida privada si no también con el compañerismo de la iglesia (v. 12-16) El nombre de Cristo y su gloria son manifestados y exaltados entre nosotros.
Estas son algunas de las cosas que mi amigo y yo charlamos aquella inolvidable noche. No tuvimos luego la oportunidad de preguntarnos el uno al otro “como vas? Porque fue la última charla que tuvimos. El murió algunos meses después. A veces me pregunto como le fue en los últimos meses de su vida.  Pero esta gran pregunta del pastor continua haciendo eco en mi mente.  Teniendo esto  un efecto similar a aquel a quien Carlos Simeon le dijo lo que sentía mientras miraba  su muy amado portarretrato del gran Henry Martyn. “y no poco”